Inicio la entrada de esta entrada, con una frase que es más que una Declaración de intenciones: es una realidad que como Hermandad debemos esforzarnos por hacer realidad. La Parroquia no es solo "nuestra casa", el lugar físico donde "viven" nuestras Imágenes titulares. Pertenecer a la Parroquia no consiste solo en residir en ella, sino en sentirla y tomar parte activa de los actos de la Comunidad Parroquial. Eso quiere decir que nuestra Hermandad debe "sentir", vivir y actuar como un miembro activo más de la Comunidad Parroquial.
Y esta será mi línea de actuación en caso de ser elegido Hermano Mayor: estar en permanente actitud de servicio y colaboración con nuestro Párroco y nuestro Coadjutor, quienes deben ejercer la Dirección Espiritual de la Hermandad, para garantizar esta permanente comunión y comunicación Hermandad-Parroquia. Participaremos de manera activa en todas aquellas actividades organizadas por la Parroquia para las que se nos requiera, y contribuiremos a la Comunidad Parroquial aportando propuestas que enriquezcan la vida de la misma. ¿O acaso no sería bonito que pudiéramos colaborar, por ejemplo, en la organización los domingos de una misa orientada especialmente a los niños que, además, permitiera el tener otro punto de encuentro de los hermanos, además de la misa de los martes? ¿O que nuestras actividades formativas no se difundieran exclusivamente entre nuestros Hermanos, sino también entre toda la Comunidad Parroquial?
En definitiva, se trata de que el patrimonio espiritual, litúrgico y pastoral de nuestra Hermandad se complemente con los otros presentes en la comunidad parroquial al servicio de la evangelización de nuestra sociedad. Y que la unión Hermandad-Parroquia no se quede en un discurso vacío de contenido.
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