jueves, 29 de octubre de 2009

Somos Iglesia

Me gustaría dedicar la entrada de hoy en el Blog, cuando quedan solo 15 días ya para las elecciones, a hacer una reflexión acerca del papel que debe jugar nuestra Hermandad dentro de la Iglesia. Porque si el otro día decía que somos Parroquia, por encima de ello hay que decir que somos Iglesia. Y, además, como Asociación de laicos, creo que una Hermandad debe jugar un papel activo frente a la sociedad que nos rodea, dando testimonio de fe. ¿Cómo debe hacerse esto? Pues, como nos dijo Juan Pablo II en la "Christifideles Laici", "mirando cara a cara este mundo nuestro con sus valores y problemas, sus inquietudes y esperanzas, sus conquistas y derrotas (…).Es muy grande la diversidad de situaciones y problemas que hoy existen en el mundo, y que además están caracterizadas por la creciente aceleración del cambio. Por esto es absolutamente necesario guardarse de las generalizaciones y simplificaciones indebidas". Ello, como decía, supone nuestra obligación de dar testimonio, y con nuestra actuación, denunciar las injusticias que se dan. Hay que hacer todo lo que esté en nuestra mano para garantizar el derecho a la vida y a la integridad física, el derecho a la casa y al trabajo, el derecho a la familia, el derecho a la participación en la vida pública y política, el derecho a la libertad de conciencia y de profesión de fe religiosa, y denunciar aquellas situaciones que violen o restrinjan dichos derechos. Y ello lo lograremos con una mayor participación e imbricación de nuestra Hermandad en la Sociedad Civil, que nos permita dar este testimonio. Para ellos, algunas de las propuestas ya presentadas, como la creación de la Fundación, el fortalecimiento de los vínculos con el Colegio de Graduados Sociales o, en general, toda nuestra Acción Social se convierten en básicas para el proyecto de Hermandad que nos gustaría poner en marcha en breve. Porque, y de nuevo cito a Juan Pablo II, "la vocación de los fieles laicos a la santidad implica que la vida según el Espíritu se exprese particularmente en su inserción en las realidades temporales y en su participación en las actividades terrenas". Y para ello, hay que "comprometerse en una presencia en la sociedad humana, que, a la luz de la doctrina social de la Iglesia, se ponga al servicio de la dignidad integral del hombre."

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